Una joya en el Alto Palancia
En el entorno rural que custodian las sierras de Espadán y Calderona, ambas catalogadas como parques naturales, y a poca distancia de la ribera del río Palancia, los muros de esta antigua masía del siglo XVIII se asientan sobre los vestigios de una villa romana. Restaurada para el uso hospedero y convertida en un espectacular hotel de tres estrellas, esta finca rural se rodea de
El mismo caserón responde a la estética
y al carácter de siempre: rudos tapiales de piedra, recercados de rodeno, patio
refrescado por una fuente central y cubiertas de teja. Dentro, también el
patrón se reconoce: vigas de madera en el techo, muebles recios y nobles, arcos
de piedra, losetas de barro en el suelo… Y un comedor acogedor de cara al patio
enclaustrado. Además, y situada en la antigua era de la masía, una bonita
sorpresa: una piscina panorámica de agua salada para disfrutar de la brisa y el
paisaje.
Masía Durbá se encuentra en un lugar encantador donde el silencio y la calma campan a sus anchas. Una pequeña joya en el Alto Palancia. “Un lugar de descanso, relajado y decorado a nuestro gusto”, nos cuentan los propietarios. Toda la decoración de la masía respira amor por la naturaleza.
La
casa se abre al campo y a un jardín, apacible y tranquilo, donde sol y sombra
se hacen guiños . Un enorme y centenario ciprés preside la entrada y se codea
con lavanda, tomillo y romero; también hay almendros, algarrobos y palmeras.
Pero lo natural no solo está fuera, sino también dentro de la casa. “Hemos
intentado que todo sea ecológico. Los muebles, la ropa de cama, las toallas y
la línea cosmética de baño están realizados con materiales naturales. La verdad
es que hemos decorado la casa como si fuera para nosotros”. Paseando por la
masía, la decoración sorprende por su mestizaje… Hay piezas y
muebles traídos de diferentes mercadillos de antigüedades de toda Asia.
Y todo ello convive en perfecta armonía en un edificio de estructura claramente
mediterránea y que recuerda a las villas de la toscana italiana.
La cromática de toda la casa juega con tonos
cálidos. “Queríamos que el ambiente fuera relajante, tranquilo”. Las suites
tienen nombre de maravillosas islas del Índico y el Pacífico… donde nos
gustaría que nuestros huéspedes lograran desconectar, viajar en sueños y perderse
por unas horas”.
Una
de nuestras zonas preferidas es el patio. Un espacio delicioso, lleno de luz y
decorado de una manera muy sencilla. Allí se sirven desayunos y cenas en
verano. El restaurante, que circunda el patio enclaustrado, es una opción
segura a la hora de degustar la
exquisita gastronomía de la zona, basada en productos de la tierra; mientras la
vieja piedra restaurada con esmero, nos envuelve con su calidez.
Por lo demás, la masía es todo confort. “Somos
un hotel pequeño y nos gusta tratar con exclusividad a nuestros clientes” “Tratamos que nuestros huéspedes se sientan
muy cómodos y, muchas veces, cuando se van, nos comentan que es como si les
hubiéramos prestado nuestra casa, porque la sensación que tienen es la de estar
como en casa, muy a gusto”. Masía Durbá es sin duda un proyecto de calidad
pionero en la comarca.
Auténtica,
exótica, acogedora y relajante. Un refugio para la calma y un espacio casi
secreto. Así es Masía Durbá.
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