Hoy vamos a mostraros la boda de Ana Belén y Javier, que se celebró este pasado mes de junio. La suya iba a ser una boda pequeña, muy íntima y familiar, pero como es natural, ambos deseaban que su boda fuese única. Por ello, cuando conocieron Masía Durbá, supieron de inmediato que era el lugar perfecto. Y sólo ellos iban a escribir el guión. En plena naturaleza, rodeados de montañas y en un entorno muy romántico. En un lugar donde podrían alojarse con todos sus invitados, compartir este día y disfrutar de las instalaciones en total exclusividad.
Aunque Ana Belén y Javier cursaron la invitación de una forma... digamos, un tanto peculiar: los invitados debían acudir, el día fijado para la boda, a un lugar concreto a una hora determinada. Una vez allí reunidos, les hicieron entrega de un mapa que les llevó hasta la masía. Nadie supo hasta ese momento dónde se celebraba la boda, y para todos ellos fue una agradable sorpresa encontrar un entorno tan acogedor.
El patio enclaustrado era el decorado idóneo para celebrar una ceremonia al aire libre, muy elegante, donde la música iba a tener un papel destacado. Un duo de violines interpretó durante la ceremonia las piezas que los novios habían seleccionado personalmente. La banda sonora del enlace eran sus canciones. La ceremonia civil fue celebrada por la alcaldesa de Castellnovo. "Lo hizo genial, además nos casó en ese momento, así que más real y emotivo imposible. Algunos de nuestros familiares intervinieron también en la ceremonia; nos emocionamos sólo con recordarlo", nos cuentan los novios.
La cena posterior se sirvió en el restaurante de la masía, y aquí también hubo sorpresa. El tema elegido para la decoración fue "el cine". Cada invitado se encontró en la mesa una claqueta con su nombre y un fotograma de su película favorita; y todo estaba decorado con velas, flores y negativos.
A destacar, dos detalles muy cinematográficos: el delicado vestido plisado de encaje de la novia estilo años 20, de Rosa Clará; y el original ramo (en tecnicolor) de vivos colores estivales. Y como no, un final de lujo: fuegos artificiales.
Una boda, como veréis en las instantáneas de foto l'equip, llena de bonitas imágenes. Una boda inolvidable: "de película".
Aunque Ana Belén y Javier cursaron la invitación de una forma... digamos, un tanto peculiar: los invitados debían acudir, el día fijado para la boda, a un lugar concreto a una hora determinada. Una vez allí reunidos, les hicieron entrega de un mapa que les llevó hasta la masía. Nadie supo hasta ese momento dónde se celebraba la boda, y para todos ellos fue una agradable sorpresa encontrar un entorno tan acogedor.
El patio enclaustrado era el decorado idóneo para celebrar una ceremonia al aire libre, muy elegante, donde la música iba a tener un papel destacado. Un duo de violines interpretó durante la ceremonia las piezas que los novios habían seleccionado personalmente. La banda sonora del enlace eran sus canciones. La ceremonia civil fue celebrada por la alcaldesa de Castellnovo. "Lo hizo genial, además nos casó en ese momento, así que más real y emotivo imposible. Algunos de nuestros familiares intervinieron también en la ceremonia; nos emocionamos sólo con recordarlo", nos cuentan los novios.
La cena posterior se sirvió en el restaurante de la masía, y aquí también hubo sorpresa. El tema elegido para la decoración fue "el cine". Cada invitado se encontró en la mesa una claqueta con su nombre y un fotograma de su película favorita; y todo estaba decorado con velas, flores y negativos.
A destacar, dos detalles muy cinematográficos: el delicado vestido plisado de encaje de la novia estilo años 20, de Rosa Clará; y el original ramo (en tecnicolor) de vivos colores estivales. Y como no, un final de lujo: fuegos artificiales.
Una boda, como veréis en las instantáneas de foto l'equip, llena de bonitas imágenes. Una boda inolvidable: "de película".